viernes, 2 de septiembre de 2011

Los expertos dicen más sobre las lenguas en peligro

En una entrevista, los conferencistas magistrales Aurolyn Luykx, Armin Schwegler y Marianne Mithun, compartieron con nosotros sus definiciones de lenguas en peligro, ahora nos hablan acerca de la situación actual de este fenómeno.

¿Aproximadamente cuántas lenguas en peligro hay en el mundo?
ARMIN SCHWEGLER (AS): No es posible cuantificar objetivamente la cantidad. Sería como preguntar: “Cuánta gente pobre hay en el mundo?” Existen seguramente muchas personas pobres, pero definir con exactitud es imposible, porque el termino “pobreza” se establece de acuerdo a factores locales.

¿Alguien podría darnos un estimado?
AUROLYN LUYKX (AL): En mi país hay probablemente de 60 a 70 lenguas en peligro, debido a que tantas ya han desaparecido.

MARIANNE MITHUN (MM): Dentro de los Estados Unidos, hay más de 150 lenguas en peligro. Cuando las comunidades indígenas entraron en contacto con europeos, se hablaban 300 lenguas distinas, y todas ellas o están muertas o en peligro.

¿Y cuántas peligran en el mundo?
AL: Esto depende del criterio utilizado par definir “en peligro”, pero mundialmente muchos lingüistas estiman que el 90 % de las 6000 a 7000 lenguas actualmente utilizadas podrían desaparecer para finales de siglo.

¡Son muchas lenguas! ¿Por qué debemos preocuparnos por rescatarlas?
MM: La pérdida de una lengua es la perdida de una oportunidad de ver las posibilidades de la mente humana, es la pérdida de identidad de los hablantes, y la pérdida de una historia cultural.

AS: En mi opinion, NO deberíamos estar demasiado alarmados por el decaimiento de (algunas) lenguas. Es un proceso natural, irrefragable; un signo sólido de que la cultura cambia todo el tiempo. Además, hay una noción errada de que la pérdida de un lenguaje acarrea la pérdida total de una cultura. Esto no es así: cuando un lenguaje se pierde no hay un vacío: los hablantes “simplemente” mudan su lengua por otra, y su identidad eventualmente se entreteje con el nuevo lenguaje.
Consideren esto: hoy nadie deambula “deprimido” porque el latín murió (lo cual, como sabemos, no pasó, ya que más bien fue transformándose en nuevas formas de lenguaje). Además, NUEVOS lenguajes son creados todo el tiempo, pero lentamente, y como resultado las hablantes no caen en cuenta del nacimiento de nuevas formas lingüísticas. Una posible excepción son los lenguajes criollos, los cuales emergen rápidamente debido a “situaciónes emergentes” (trata de esclavos, etc.)

AL: David Crystal ofrece una respuesta muy reflexiva a esta inquietud en su libro Language Death (La muerte de las lenguas), y enumera varias razones por las que nos deberíamos preocupar por el ocaso de la diversidad lingüística alrededor del mundo. Hay, sin lugar a dudas, un argumento científico: lenguajes poco conocidos nos proveerían de copiosa información potencial no sólo de la capacidad humana para utilizar una lengua, sino también conocimientos acerca de una multiplicidad de especies animales y vegetales, datos ethnohistóricos de los pueblos que los utilizan, etc.
Un lenguaje en peligro es, además, un síntoma de que la sociedad que lo habla está en crisis, por lo que nuestra preocupación por un lenguaje en peligro está muy relacionada a una inquietud por derechos humanos e igualdad.
Finalmente es una cuestión de sufrimiento humano; es doloroso presenciar la muerte del lenguaje propio, observar nietos que ya no pueden dialogar con sus abuelos en su lengua nativa. Puede que no sea el aprieto más urgente de la humanidad, pero involucra las fibras más íntimas de lo que significa ser humano.

¿Y qué se ha hecho o qué se puede hacer por estas lenguas?
AL: En el pasado, cuando los lenguajes pequeños recibían  un poco de información siquiera, se debía principalmente a un proyecto político para erradicarlos. Por otro lado, el aislamiento relativo (geográfico y social) de muchas lenguas pequeñas permitió que crecieran y prosperaran, incluso en condiciones de inestabilidad social y presión ambiental severas. Curiosamente, mientras más acceso han tenido las minorías étnicas a instituciones y beneficios de la sociedad dominante, más han decaído los lenguajes indígenos

AS: En términos de “planificación externa” (fuera de la comunidad), me temo a que no hay mucho que se pueda hacer para garantizar el éxito del rescate de una lengua. Esto no significa que los lenguajes no se salven, en ocasiones por algunos procedimientos (por ejemplo incentivos para enseñar un lenguaje en clases). Pero debido a que la condiciones de cada pueblo son altamente específicas y cambiantes, procedimientos  para rescatar lenguas no pueden ser aplicados uniformemente.
Lo que salva a un lenguaje en cierto caso, puede contribuir en poco o nada en otro. En el caso de Palenquero, por ejemplo, la intervención de lingüistas SÍ aparentó tener un efecto positivo en sus intenciones de rescatar el lenguaje (por ahora), pero si no hubiera sido por algunos nativos (que habían sido instruidos en cómo enseñar, escribir y promover la LENGUA) que llegaron a ser activistas locales, las contribuiciones de los lingüistas hubieran tenido vano efecto.

¿Cómo ven la situación de las lenguas en peligro en la actualidad en comparación con el pasado?
MM: Las cosas se están acelerando.

AS: El mundo – y el mundo de los lenguajes – NO está gravemente afectado por la desaparición de algunos lenguajes. La vida continuará, nueva vida (y nuevas lenguas) nacerán. Incluso lenguajes globales engendrarán otros nuevos, pues también ellos están destinados a escindirse y derivar en más recientes variedades.

AL: Si bien celebro la labor de activistas de lenguajes, temo que sus actos sean antes simbólicos que prácticos y efectivos. Para cuando una comunidad lingüística se preocupe por la longevidad de su lenguaje ancestral, será, a menudo, demasiado tarde. Actualmente poseemos más conocimiento y mejores técnicas para preservar la diversidad lingüística, pero la presión de la sociedad globalizada que actúa sobre ella es también más intensa. En el pasado las lenguas vernáculas se mantenían vivas debido a que las familias se veían marginalizadas y carecían de acceso al idioma dominante; hoy los hablantes de esas mismas lenguas utilizan más y más un lenguaje de mayor alcance. Una vez que accedan a un medio más poderoso de comunicación, con todo el prestigio que se le asocia, es más probable que se lo enseñen a sus hijos. También creo que la energía y los recursos dirigidos a la revitalización de lenguas están, en muchas ocasiones, mal encausados. De esto trataré en mi ponencia en Quito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario